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Parque Natural de Cabo de Gata - Níjar

Carta abierta al Sr. Rosell

Creo que pocos pueden cuestionar la labor del Sr. Rosell en cuanto a la promoción turística de Almería durante las últimas décadas. Esta provincia posee infinidad de recursos naturales y etnológicos como para atraer a cualquier mercado nacional o extranjero. Sin embargo la oferta turística almeriense adolece de una marcada estacionalidad –con puntuales excepciones-, además de estar orientada principalmente al mercado de “sol y playa”.

El litoral de este rincón del Sudeste peninsular se mantuvo al margen del desarrollismo a ultranza de las décadas de los setenta y finales de los sesenta. Las pésimas comunicaciones, la ausencia de agua e inversores en amplias zonas del litoral, contribuyeron decisivamente al actual panorama, donde casi un tercio de los 224 Km. de costa, con los que cuenta esta provincia, están sin urbanizar; situación que marca una notable diferencia con otros lugares de la “Costa del Sol”.

Precisamente estos antecedentes han dado lugar a uno de los lugares más singulares del mediterráneo occidental, donde la mayor parte de nuestros visitantes encuentran y gozan de espacios sin parangón dentro del área descrita.

Evidentemente, Almería necesita diversificar su espectro económico, basado actualmente en el sector primario. Los que solemos ilustrarnos a través de la lectura, conocemos bien el derrumbe –y sus consecuencias ambientales- de la minería decimonónica y solemos apuntar, siempre que somos requeridos, sobre la importancia de dimensionar los sectores secundario y terciario. Pero estos argumentos, supongo que compartidos, no son óbice como para aplaudir su intervención en los Cursos de Verano de la Universidad de Almería.

Usted ha afirmado –según los medios consultados- que el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar es “un basurero” y aún siendo crítico con la actuación de la Administración responsable de este espacio protegido, no puedo darle la razón. La única “suciedad” que reclamamos muchos es la presencia de invernaderos y urbanizaciones ilegales dentro de esta Reserva de la Biosfera.

Afortunadamente, esta estrecha franja del litoral está protegida por el Parlamento Andaluz, impidiendo la especulación urbanística sobre la misma. Los Patrimonios de la Humanidad, se pueden rentabilizar, pero no urbanizar como usted propone cuando afirma que “no hay tanto terreno disponible en primera línea de playa para ello, que es al final lo que busca el cliente”. No llego a entender lo que usted denomina como “cliente”, pero he visto circular sus vehículos por este Parque Natural durante años y me intriga personalmente cual fue la opinión de sus asiduos visitantes.

Afirma usted que “si se decide qué hacer con el Parque Natural y se deciden los usos y las zonas y hay espacio para un desarrollo de baja densidad hotelera, pues es un sitio que puede tener mucho futuro”. Considero que está en lo cierto, aunque me pregunto a mi mismo cual es el concepto que usted tiene de “baja densidad hotelera”.

En su magistral lección en los Cursos de Verano de la Universidad de Almería, dice “ahora mismo el Parque no da nada de sí y si alguien se pierde ahí lo que sale es horrorizado. Ésa es la realidad y las cosas hay que empezar a decirlas como son. Ya está bien de vender una burra y luego ir allí y encontrarse todo lleno de basura. Ya llega al límite el tema”. En mi condición de librepensador suelo llamar a las cosas por su nombre, pese a quien pese, pero lo que afirma es irreal. Dada mi precaria “salud de hierro” un amigo me trasladó hasta el Playazo de Rodalquilar, al atardecer, el pasado 28 de julio. Acostumbrado, por mi profesión y vocación a censar aves, en esta ocasión lo hice con nuestros congéneres. Si no me falla la memoria, conté a 1.132 personas a eso de las 19 horas, pero lo que más me sorprendió fue el estado de la playa en cuestión: limpia y con equipos retirando cualquier tipo de residuos.

Pese a esta evidencia, fácilmente constatable, usted afirma que “A nadie le interesa ir y si alguien ha oído hablar de él y lo ha visitado, sale normalmente horrorizado. Esto es lo que hay que cambiar”. Sinceramente Sr. Rosell: le puedo asegurar que los únicos que salen horrorizados son aquellos visitantes “de toda la vida” que ven crecer la superficie “invernada” y la creciente especulación urbanística sobre este privilegiado litoral.

Si tuviera el honor de asesorarle, intentaría hacerle comprender que la superficie urbanística del litoral almeriense tiene recursos más que suficientes, si la demanda así lo solicita. Que contar con espacios naturales protegidos constituye un aliciente para gran parte de nuestros visitantes. Que, entre todos, debemos potenciar y difundir el turismo rural de la “Almería olvidada”. En resumen, tan sólo quiero advertirle que Almería es muchísimo más que una zona costera. En su interior se hallan las primeras culturas de occidente, donde viajar desde el Argar, hasta el período islámico se encuentra a “tiro de piedra”.

Puedo asegurarle que no tengo nada en contra del turismo de “sol y playa”, aunque este rincón del Sudeste peninsular merece la atención de aquellos que se arriesguen a la promoción turística de nuestra cultura e idiosincrasia, y no tanto de aquellos que apuestan por fórmulas desarrollistas y obsoletas.

Si lo que pretende realizar es una crítica sobre los espacios naturales protegidos, su gestión y situación actual, bienvenida sea –hasta los más ignaros tienen la posibilidad de aprender-, pero por favor: no caiga en la demagogia populista y ofrézcanos un modelo turístico de calidad y, ante todo, apueste por la Almería interior. Seguramente no se darán los espectáculos del “Far West”, pero sí lecciones de lo que fuimos y de lo que somos.

Atte.

José Javier Matamala García

Editor de “Almediam”: http://almeriware.net/almediam/

 

El litoral de este rincón del Sudeste peninsular se mantuvo al margen del desarrollismo a ultranza de las décadas de los setenta y finales de los sesenta. Las pésimas comunicaciones, la ausencia de agua e inversores en amplias zonas del litoral, contribuyeron decisivamente al actual panorama, donde casi un tercio de los 224 Km. de costa, con los que cuenta esta provincia, están sin urbanizar; situación que marca una notable diferencia con otros lugares de la “Costa del Sol”.

Precisamente estos antecedentes han dado lugar a uno de los lugares más singulares del mediterráneo occidental, donde la mayor parte de nuestros visitantes encuentran y gozan de espacios sin parangón dentro del área descrita.

Evidentemente, Almería necesita diversificar su espectro económico, basado actualmente en el sector primario. Los que solemos ilustrarnos a través de la lectura, conocemos bien el derrumbe –y sus consecuencias ambientales- de la minería decimonónica y solemos apuntar, siempre que somos requeridos, sobre la importancia de dimensionar los sectores secundario y terciario. Pero estos argumentos, supongo que compartidos, no son óbice como para aplaudir su intervención en los Cursos de Verano de la Universidad de Almería.

Usted ha afirmado –según los medios consultados- que el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar es “un basurero” y aún siendo crítico con la actuación de la Administración responsable de este espacio protegido, no puedo darle la razón. La única “suciedad” que reclamamos muchos es la presencia de invernaderos y urbanizaciones ilegales dentro de esta Reserva de la Biosfera.

Afortunadamente, esta estrecha franja del litoral está protegida por el Parlamento Andaluz, impidiendo la especulación urbanística sobre la misma. Los Patrimonios de la Humanidad, se pueden rentabilizar, pero no urbanizar como usted propone cuando afirma que “no hay tanto terreno disponible en primera línea de playa para ello, que es al final lo que busca el cliente”. No llego a entender lo que usted denomina como “cliente”, pero he visto circular sus vehículos por este Parque Natural durante años y me intriga personalmente cual fue la opinión de sus asiduos visitantes.

Afirma usted que “si se decide qué hacer con el Parque Natural y se deciden los usos y las zonas y hay espacio para un desarrollo de baja densidad hotelera, pues es un sitio que puede tener mucho futuro”. Considero que está en lo cierto, aunque me pregunto a mi mismo cual es el concepto que usted tiene de “baja densidad hotelera”.

En su magistral lección en los Cursos de Verano de la Universidad de Almería, dice “ahora mismo el Parque no da nada de sí y si alguien se pierde ahí lo que sale es horrorizado. Ésa es la realidad y las cosas hay que empezar a decirlas como son. Ya está bien de vender una burra y luego ir allí y encontrarse todo lleno de basura. Ya llega al límite el tema”. En mi condición de librepensador suelo llamar a las cosas por su nombre, pese a quien pese, pero lo que afirma es irreal. Dada mi precaria “salud de hierro” un amigo me trasladó hasta el Playazo de Rodalquilar, al atardecer, el pasado 28 de julio. Acostumbrado, por mi profesión y vocación a censar aves, en esta ocasión lo hice con nuestros congéneres. Si no me falla la memoria, conté a 1.132 personas a eso de las 19 horas, pero lo que más me sorprendió fue el estado de la playa en cuestión: limpia y con equipos retirando cualquier tipo de residuos.

Pese a esta evidencia, fácilmente constatable, usted afirma que “A nadie le interesa ir y si alguien ha oído hablar de él y lo ha visitado, sale normalmente horrorizado. Esto es lo que hay que cambiar”. Sinceramente Sr. Rosell: le puedo asegurar que los únicos que salen horrorizados son aquellos visitantes “de toda la vida” que ven crecer la superficie “invernada” y la creciente especulación urbanística sobre este privilegiado litoral.

Si tuviera el honor de asesorarle, intentaría hacerle comprender que la superficie urbanística del litoral almeriense tiene recursos más que suficientes, si la demanda así lo solicita. Que contar con espacios naturales protegidos constituye un aliciente para gran parte de nuestros visitantes. Que, entre todos, debemos potenciar y difundir el turismo rural de la “Almería olvidada”. En resumen, tan sólo quiero advertirle que Almería es muchísimo más que una zona costera. En su interior se hallan las primeras culturas de occidente, donde viajar desde el Argar, hasta el período islámico se encuentra a “tiro de piedra”.

Puedo asegurarle que no tengo nada en contra del turismo de “sol y playa”, aunque este rincón del Sudeste peninsular merece la atención de aquellos que se arriesguen a la promoción turística de nuestra cultura e idiosincrasia, y no tanto de aquellos que apuestan por fórmulas desarrollistas y obsoletas.

Si lo que pretende realizar es una crítica sobre los espacios naturales protegidos, su gestión y situación actual, bienvenida sea –hasta los más ignaros tienen la posibilidad de aprender-, pero por favor: no caiga en la demagogia populista y ofrézcanos un modelo turístico de calidad y, ante todo, apueste por la Almería interior. Seguramente no se darán los espectáculos del “Far West”, pero sí lecciones de lo que fuimos y de lo que somos.

Atte.

José Javier Matamala García

Editor de “Almediam”: http://almeriware.net/almediam/

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