Disfruta de Cabo de Gata

logo parquenatural cabo de gata 4
Parque Natural de Cabo de Gata - Níjar

Historia de Níjar: Del Neolítico al SXX

 

 La Historia de Níjar.

La más antigua referencia humana de la comarca se ha encontrado en Los Escullos, donde restos de talla en piedra nos remontan al periodo Mesolítico, hace 10.000 años y, aún más allá, hasta el Paleolítico.

Pero es en el Neolítico final y en la Edad del Cobre (3000-2000 a. d. C.) cuando se producen los primeros asentamientos colectivos de importancia, pertenecientes a la «Cultura de Los Millares» (2500-1800 a. d. C.) y, ya en plena Edad del Bronce, a la «Cultura del Argar» (1800-1300 a. d. C.).

Estos pobladores se instalaron cerca de las minas, abundantes en la zona, en emplazamientos naturales donde encontraban agua y abrigo. Ambas culturas están hoy consideradas entre las más interesantes de Europa occidental para el estudio del periodo inicial de la metalúrgica. Su decadencia se produce durante el Bronce final (1000-800 a.d. C.) cuando Tartessos, en la desembocadura del Guadalquivir, toma el revelo cultural de Occidente.

La cultura de los Millares (2500 – 1800 a. d. C.):

reconstruccion de como seria el poblado de los millares en almeriaLos Millares es un poblado prehistórico situado en el municipio de Santa Fe de Mondújar, a 17 km de Almería, España. Es uno de los yacimientos más importantes de la Europa de la Edad del Cobre, y da nombre a la Cultura de Los Millares, que se extendió por Andalucía, llegando hasta Murcia y el sur de Portugal.

Era un pueblo megalítico capaz de desarrollar costumbres complejas basadas fundamentalmente en la industrial del sílex y en la economía agrícola, introduciendo la importante novedad de la extracción y manipulación del cobre, convirtiéndose en cultura puente hacia la edad de los metales.

El uso de la piedra mampuesta en murallas, fortines y enterramientos tumulares, la cerámica decorada con motivos solares, los objetos de influencia oriental hallados en las tumbas y la explotación de los recursos mineros, caracterizan a estos primeros pobladores.

En Níjar nos encontramos con la necrópolis de El Barranquete, con el nacimiento del El Tarajal y el de Amarguilla (cerro de Las Palomas) al Este de la barriada. Es la necrópolis más importante de la comarca con once enterramientos en Tholos excavados, datados en el año 2330 a. d. C..

También hallamos vestigios en Los Escullos y cerca de Genoveses y, ya en Sierra Alhamilla, en el recinto de Inox, en Los Cerricos, al sureste de la Villa y en el Tejar (La Tejera) entre la villa de Níjar y La Granatilla.

 

La cultura del Argar (1800 – 1300 a. d. C.):

tesoros de la cultura de argar yacimiento de antas almeriaSin ruptura drástica, aunque con notable evolución urbanística, aparece la cultura del Argar para sustituir a la de los Millares. Estos pobladores se caracterizan por la explotación y comercialización ordenada de los yacimientos minerales, los avances en técnicas agropecuarias, las vías de comunicación y logros de organización social y fronteriza. No existen necrópolis, pues pasaron a enterrar a sus muertos individualmente en cistas (enterramiento consistente an cuatro losas laterales y una quinta que hace de cubierta) o «Pithoi» (pithos). El Argar es un importante yacimiento arqueológico de un poblado prehistórico del sudeste ibérico (Antas, Almería) que da nombre a esta cultura.

En la comarca de Níjar se han hallado yacimientos en el Marchal de Inox y el Cerro de los Tiesos, en el poblado de La Molatilla cerca de Las Negras, en Hortichuelas y cerca, en Sierra Alhamilla, en el cerro del Rayo y el cerro de Enmedio. Aparece ahora la planta cuadrada en la vivienda, coexistiendo con la circular en lo que parece una mezcla de tradiciones de dudosa explicación.

De nuevo son las minas las que determinan la ubicación de esta cultura. Su centro estaba ahora más al Norte, entre los valles de los ríos Antas, Aguas y Almanzora, dentro de la provincia de Almería, aunque se desarrolló mayormente en Murcia, Alicante y sur de Albacete.

A fines del II milenio a. d. C. desaparece paulatinamente el orbe argárico y se inicia el período final de la Edad del Bronce, recibiendo la comarca numerosas influencias que llegan desde el interior. La principal vendrá desde el reino de Tartesos, en la desembocadura del Guadalquivir. Sobre el año 1000 a. d. C., las civilizaciones avanzadas del Oriente Mediterráneo iniciaban su expansión marítimo-comercial hacia los límites del mundo conocido.

 

Los Fenicios (800 – 600 a. d. C.):

arte fenicio en almeriaEl Cabo de Gata, al que los Fenicios llamaron Promontorio Charidemo (Promontorio de las Ágatas), fue lugar de paso hacia Tartesos en su ruta de comercio. Fundaron Gádir (Cádiz) y situaron poblados y factorías desde Málaga a Villaricos, al norte de Almería. Aunque no se conocen restos materiales en la comarca, algunas citas hacen suponer una vía de comunicación entre ambas colonias a través de los campos de Níjar.
Expertos en la exportación de las riquezas minerales que hallaban en sus expediciones, los fenicios introdujeron los avances culturales de Egipto, Siria, Mesopotamia, etc., creencias en el más allá, representación de la naturaleza en la decoración, cerámica a tormo, metalurgia del hierro, la escritura, industrias, en definitiva las primeras bases sociales.

 

 

Grecia y Cartago (600 – 300 a. d. C.):

restos arqueologicos almeriaDurante el siglo VI a. d. C., la capital fenicia se traslada de Tiro a Cartago (Túnez); nace el período Púnico o Cartaginés y se inician los primeros intercambios comerciales con Grecia. En Huebro acampaban los púnicos y de esta época parece datar un templo en el Cabo, dedicado a una diosa marítima, tal vez Tartesia, que los griegos identificaron con Afrodita.

En la «Ora marítima», de Avieno se explica que después del «Promontorius Pityussa» (punta del sabinar) y del «Sinus Urcitanus» (Golfo de Almería) se llegaba al «Promontorium Veneris» o montaña de Venus (Cabo de Gata). El «lugun Veneris», templo en honor de Afrodita que los romanos después destinaron a su Venus y que debió estar situado en el Cerro de la Testa, en el mismo Cabo.

 

 

Los pueblos Íberos (Siglos VI – III a. d. C.):

objetos iberos de la peninsulaEntre 535-264 a. d. C. el Sureste de Iberia estuvo bajo la hegemonía púnica y la de sus famosos generales Almílcar, Asdrúbal y Aníbal. Tras las luchas de griegos y cartagineses, estos últimos pactaron con Roma (348) su control desde Mastia (Cartagena) hacia el oeste sobre Andalucía.
Con intereses mineros en Baria (Villaricos), Malaka, Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra), la comarca de Níjar fue seguramente zona de paso, en la que no han quedado apenas referencias documentales ni arqueológicas.
 

 

La ocupación Romana:

yacimiento marino catalogado de anforas romanas en el parque natural cabo de gata - nijarEl desembarco de Roma en Ampurias (Gerona), en el 218 a. d. C., supondría el final del mundo cartaginés, llevando al Mediterráneo a un destino común: la unificación romana.

Abundan los restos materiales de la época: cepos y ánforas en el Cabo y playas de San José, Cala Higuera, Escullos y Rodalquilar, villas, fábricas de salazón, enterramientos y restos de calzada romana y obras hidráulicas.

La ocupación tardó 150 años en consolidarse, coincidiendo con la paz de Augusto. Hasta entonces, el interés de Roma giró en torno a la metalurgia en el Sudeste y en Níjar al oro de Rodalquilar, la actividad pesquera y las salinas. Los aljibes fueron realizados para el cultivo local y para abastecerse en las rutas hacia el interior. Antes de la caída y división del imperio, los bárbaros del Norte y «mauros» ya invadían estas tierras, cayendo en el olvido en los siglos VI y VII, cuando Bizancio gobernaba desde Cartago Spartaria (Cartagena).

Esta época dejó influencias del Egeo, como el muro encalado, la planta central y las cúpulas de color. En el s. VII, bajo el obispado visigótico de Urci (en Huércal de Almería), conviven comerciantes orientales y judíos con restos de población romana, griega, ibérica y norteafricana.

 

El Islam:

Moneda del reinado de Ab-AlláhDesde el año 711 y hasta 1492, Andalucía, será una sociedad árabe, con fases de dominio militar y cultural alternativos muy diferenciados.

Del 711 al 755 se vivió en la región un período de inestabilidad que acabó con la llegada del emir Abd-Al-Rahman I «el Emigrado» (756-788). Este ordena construir una torre vigía en la Chanca, sobre el actual puerto de Almería, y capta el apoyo de los Banú Hasán, tribu de yemeníes: la antigua Urci visigótica se convierte ahora en Urs-Al Yaman, «Urci de los yemeníes», con capital en Pechina, al norte de Almería.

Abderramán II (822-852) amplió el puerto con la construcción de un arsenal, y en la llamada «guerra de la Hoja de la Parra», conflicto nacido en Lorca entre árabes del Norte y Tribus Yemeníes, desterró a estos últimos que se instalaron con sus hermanos de Pechina.

Entre los años 840 y 861, los constantes ataques normandos animan al emir Omeya a construir fortalezas defensivas en la costa. La primera y más famosa se situó en Qabit Bani Aswad (Cabo de Gata o de Ágatas, como le llamaban los Rumí), probablemente en la Fabriquilla (850). Este ribat (fortaleza de vida mística y guerrera), hoy desaparecido, será la primera construcción comunal islámica de importancia en la comarca de Níjar, que junto al ribat de la Chanca, sirvió para afianzar el florecimiento de la provincia. Su defensa se confió a la familia de los Banú Sirach («los hijos del sillero»), conocidos posteriormente como los Abencerrajes, quienes compartían con judíos, muladíes (conversos al Islam) y mozárabes el control del valle de Pechina.

Al final del gobierno de Muhamhad (852-886), se produce la llegada (884) de «los Marinos» (bahriyyum), mozárabes y muladíes españoles que habían huido de Cartagena, en la Cora de Tudmir (Murcia). Pasados los conflictos iniciales de convivencia, ambos grupos pactaron el nacimiento de la República marítima y comercial de Pechina (891), independiente de la Cora de Elvira (Granada) y hermanada con Túnez y El Magreb para el control del Mar de Alborán. Se centralizó la actividad en el fondeadero de la Chanca, comerciándose con esclavos, artesanía, productos agrícolas y tejidos, en la floreciente época de la Seda. Los árabes de Elvira atacaron Pechina en represalia, solicitando protección a Córdoba a cambio de vasallaje.

El emir Abd-Alláh (888-912) accede a incorporar a Pechina al gobierno central Omeya, creando la Cora (distrito administrativo) de Bayyana. Se fortificó Marchena y la Chanca en torno a Al-Mariyat (traducido por unos como «torre vigía y por otros como «La del mar de espejo») y toda la zona desde Alhama hasta Níjar por la costa y al Norte hasta Purchena, creando un total de veinte plazas fortificadas, dándose aquí y ahora la orden de fundación de Níjar sobre las ruinas de un remoto pasado.

 

El Califato Omeya:

abderraman terceroEn 912, subió al trono el emir Abderramán III, al Nasir «El Protector», que se proclamará Califa en el 929 y reinará hasta el 961. Decidido a terminar con la inestabilidad de Al-Andalus, inaugura una etapa de esplendor que durará casi un siglo. De su reinado interesa resaltar que en el 915, la República de Pechina se somete totalmente al poder central del nuevo Califa, aceptando a un cadí cordobés como gobernador de la cora. Se consolida el sistema de torres y alcazabas (fundación árabe de Níjar) para hacer frente a la amenaza de los fatimíes, quienes, tras largos años de hostilidades, atacaron Almería en el 955. Estas incursiones hostiles animaron al califa a fortificar la Medina de Almariya, propiciando la fundación de Almería capital y el comienzo de la decadencia de Pechina.

Siguieron años alternativos de crisis y esplendor, reinos de Taifas (1010-1091) con Jayrán, gobernador de Almanzor, Zuhayr Almotacín (1037-1091), los almorávides (1091-1147), Alfonso VI y VII, con la primera conquista cristiana (1147-1157) y la reconquista almohade (1157-1238). De todo ello apenas podemos citar como episodios genuinamente nijareños el desembarco de los genoveses en 1147, en la playa que hoy lleva su nombre, cuando Alfonso VII, al mando de una flota confederada cristiana, se decidió a terminar con el pirateo incontrolado que realizaba la república de Pechina en el mar del Alborán.

También debió sucumbir Níjar en 1169, al caer Almería en manos de Ibn Mardanis «el rey lobo», aliado de Alfonso VII. En 1225 Ibn Hud de Murcia se alza contra los almohades de Almería y en 1228 conquista Níjar, con otra posible destrucción de la fortaleza.

Desde entonces hasta 1488, se instala el reino Nazarí de Granada, durante el cual se fundan los castillos de Huebro, Inox y Tartal, las torres vigía de la costa y el fuerte de Rodalquilar. De esta época tenemos noticias sobre Al-Hawan, Agua Amarga, como asentamiento humano estable (1348), y del fondeadero de Chávala (San Pedro).

No volvemos a saber de Níjar hasta cuando capitula su taha, que incluía también Turrillas y Lucainena, en el verano de 1488 ante las tropas de los Reyes Católicos. Debe datar de este momento la adopción de San Sebastián como patrón de Níjar y a él se consagró una ermita hoy desaparecida, que se alzaba al inicio de la cuesta de la actual calle de la Carrera. Cayó Almería en 1489 y Granada en 1492, finalizando ocho siglos de cultura árabe. Con el s. XVI se inicia el período Morisco.

 

Los Moriscos (1492 – 1568):

cuadro representativo de la explusion de los moriscos en andaluciaLa capitulación de Granada en 1492 garantizaba a los derrotados libertad de culto musulmán. Los mudéjares (mudaijan: domesticado) convivían con los cristianos desde el s. XI, respetándose sus costumbres, casa y trabajo a cambio de tributo. Aparecen ahora los abusos de los colonos cristianos que acaban con una revuelta en Níjar en 1501, esclavizando y vendiendo a sus pobladores.

La ley pragmática de 1502 obliga a los mudéjares a abjurar de su religión o al exilio. Los que se quedaron, aunque aferrados a su fe y costumbres, se llamaron moriscos (cristianos nuevos). Conoció Níjar una difícil etapa de convivencia (1502-1568): los «cristianos viejos» aprendieron las técnicas agrícolas de regadío de los moriscos, el cultivo del moral y la morera para la actividad artesanal del tejido de seda; la carpintería, el esparto, la alfarería y también el pastoreo comarcal de cabras, lanar y vacuno desde la sierra a los llanos de la costa.

Se comienza a construir la iglesia, con tres naves, aprovechando la dimensión de la torre fortaleza de la antigua mezquita: cabecera con arco apuntado y coro trasero, muros encalados y techo artesonado de magnifica conservación y belleza.

La iglesia de Huebro era de parecidas características. Lucainena, Turrillas, Níjar, Inox, Tarbal y la Matanza fueron los principales núcleos habitados hasta la sublevación morisca de 1568 y la expulsión definitiva en 1570.

Durante las revueltas de Navidad de 1568, las familias moriscas de toda la comarca de Níjar se refugiaron en el castillo del Peñón de Inox, a la espera de embarcar hacia África. Informados los cristianos, llegaron con ejércitos de mercenarios saqueadores venidos de toda la península, tomaron el cerro y obtuvieron 3.000 esclavos entre mujeres y niños.

Fue el célebre «negocio de Inox» concluido junto al que hoy se recuerda como «el poblado de la Matanza».

Después de esta guerra la población de Almería quedó reducida a 7.000 habitantes. En 1571, Níjar contaba con una población morisca dispersa, oculta en las sierras. Salvo la villa, todos los pueblos estaban abandonados desde Almería a Mojácar (1574). Llegaron escalonadamente repobladores desde Cazorla, levantinos, castellanos, aragoneses y extremeños, en total 170 personas (cuarenta y cinco eran soldados). La repoblación fracasó y tuvieron que pasar más de cien años para que la comarca recobrara la población de la etapa morisca.

 

El siglo XVIII. Los castillos:

castillo de san felipe en los escullosA partir del año 1600, el hábitat de la comarca fue configurado de forma definitiva por los asaltos de los beréberes y piratas desde la costa, por fuentes y frecuentes terremotos, plagas de langosta, peste y los inmensos rebaños (hasta 600.000 cabezas de ganado) de las oligarquías ganaderas de Granada y Baza (la Mesta, heredera de las rutas de trashumancia nazaríes) que venían a pastar a la comarca colaborando en la desertización del paisaje.

A mediados del s. XVIII Carlos III promulga el Reglamento de defensa de la costa. Existían, desde la expulsión de los moriscos, fuertes (San Pedro y Santiago en Rodalquilar) que contaron con guarnición y varias torres que, desatendidas por inseguras, no sirvieron para estabilizar la región.

Antes de finalizar el siglo, se restauran y construyen otros nuevos, como el castillo de San Felipe en los Escullos (1771); el de San José, del que hoy sólo quedan los cimientos; San Ramón, en el Playazo de Rodalquilar, y San Francisco de Paula, en Cabo de Gata (desmantelado). Hasta este momento los asaltos de piratas y desembarcos de naves africanas tuvieron en vilo a la Compañía de milicia urbana de Níjar, que atendía desde la torre de Mesa Roldán hasta la de la Vela Blanca y el Castillo de San Francisco de Paula, en Cabo de Gata.

La mejora proporcionada por este sistema favoreció la consolación de núcleos de población como Fernán Pérez, Pozo de los Frailes, Los Escullos, Cala Higuera y los pescadores de la Almadraba de Cabo de Gata, inaugurándose un nuevo sistema de hábitat.

En la última década del siglo se crea el Marquesado de Campohermoso. Desde ahora y hasta mediados del XIX la ganadería y el secano cerealista, la pequeña propiedad y la dispersión parcelar se adueñaron de la comarca, generándose una aumento espectacular de la población (6.000 habitantes en 1840). El pantano de Isabel II (1850), megalítica obra hidráulica inaugurada por la reina, que quedó repentinamente obsoleta, marcó la transición de la vida agrícola a la minera en la comarca.

 

El nuevo siglo minero:

imagen representativa de la epoca minera en almeriaLa tecnología de los s. XIX y XX posibilitó nuevos métodos de extracción, manipulación y transporte de minerales. Las minas volvieron a rendir. Se construyeron ferrocarriles, cables, descargaderos, poblados, acueductos, faros y carreteras.

Una apariencia de prosperidad volvía a las sierras del Cabo de Gata, la población aumentó a 14.000 habitantes (1900). Es la época de las canteras de plomo, cuando cables transportadores iban desde los riscos del Colativí y Huebro hasta Cabo de Gata, y el ferrocarril de Lucainena llevaba mineral al descargadero de Agua Amarga.

Duró hasta 1930, cuando comienza la fase del oro en Rodalquilar. Al iniciarse la explotación los vecinos llegaban al millar, al finalizar, en los años 60, el poblado estaba abandonado. Hoy, al igual que las explotaciones de Sierra Alhamilla, son sólo testigos silenciosos del pasado.

Rodalquilar ofrece los elementos propios de la explotación de un yacimiento de oro: poblado de trabajadores, con iglesia y viviendas de sabor colonial, escuela, cuartel, almacenes, edificio de lavado, molido y pulverización, bancadas para la cianuración, cubas cilíndricas de precipitación, grandes estructuras de hormigón armado teñido en tonos rojizos por efecto del óxido y un paisaje de roca lavada en forma de pequeños cañones. Es un ejemplar de arqueología industrial de insólita y sugerente belleza.

Las Plantas en la Cultura Andaluza

plugins premium WordPress
es_ES